I don’t see how he can ever finish, if he doesn’t begin
Alice in the wonderland (Lewis Carroll)
Mi primer Blog, Alice ou la dernière fugue, nace en 2.012 a 8.655 Km de distancia, en el penúltimo piso de un condominio de la Avenida La Capilla de San Salvador, desde cuyos ventanales se divisaban el lago de Ilopango y el Volcán de San Vicente.
Se titula así en honor a la película homónima de Claude Chabrol (1977), pues fue la resaca cinéfila sobrevenida a una noche en vela, escapando de un laberinto de callejones sin salida, la que me impulsó a ello.
Siempre me ha gustado el concepto que subyace en la obra de Carroll y el universo que a su alrededor se construye. La fuga como recurso póstumo cuando se abre la caja de Pandora hasta estar preparado para aceptar el desenlace, la eterna huida de uno mismo destinada al fracaso y que siempre acaba en la casilla de salida. El viaje como redención, pretexto, boomerang, placebo.
Este segundo Blog nace con un enfoque muy distinto. El viaje no como excusa, sino como propósito. Un viaje tecnológico al mundo de la innovación empresarial, sin puertas traseras, y por eso merecía engendrarse con las palabras de Kavafis que reciben al viajero. No conozco otras que expresen mejor mi motivación al iniciarlo, decidido y expectante, cual loco sombrerero a la hora del té.
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